miércoles, 30 de junio de 2010

Para los del Grupo 1

Vivir, crecer, aprender, disfrutar, sufrir, amar, sentir,enseñar, observar, compartit...EVOLUCIONAR.
...Caminos que se cruzan, personalidades que se complementan entre ellas, pensamientos que se muestran, sentimientos que se desnudan, adoptamos transparencia y aportamos nuestra vida, para completar otras semejantes, interactuamos, somos de los que recibimos, pero tambien de los que damos, dar para que otro reciba, amar para que otro ame, vivir para que otro viva.
SEGUIMOS CRECIENDO , SEGUIMOS CONSTRUYENDO.

"El Mago"

Muchas veces es difícil tirar para delante, pero cuando hay alguien que te motiva y crees en esa persona, suele ser más fácil.
Aqui he encontrado a esa persona que es capaz de hacer que aunque existen tropiezos y trampas, si te valoras y te aprecias, puedes intentar salvarte gracias a tu esfuerzo y a la motivación contagiosa de esa gran persona.

" Linda"

Solo decirte que eres un referente para mi.Solo puedo agradecerte todos los momentos que he pasado fuera y dentro de esta consulta. Gracias por guiarme. Te quiero.

" Dulce"

Gracias por haber cambiado mi vida y por haberme convertido en mejor persona.Perdona si hice algo que te hubiese molestado.

" La loca"

Nunca habia pagado a alguien tan querido...muchísimas gracias por todo. Sin ti, hoy no sería lo que soy.

" El mejor informatico del mundo"

No estaban ese dia presentes en cuerpo pero si en espíritu: Mi galeguiño y el ingeniero risueño.

Gracias por vuestras palabras, por vuestras lágrimas y vuestras sonrisas, a vuestro lado he sentido que mi trabajo da un sentido a mi vida y me hace ser lo que soy.De cada uno de vosotros he aprendido algo importante que llevo en mi corazón para siempre y estais en mi vida.

" Vilariño"

viernes, 25 de junio de 2010

El valor de ser sinceros

Comienzo con una reflexión personal que quiero compartir: la dificultad que entraña el valor de ser sincero con uno mismo y, en consecuencia, con los demás.
Ser sincero requiere de una gran voluntad personal y puede conllevar, en ocasiones, sentirse solo. Sin embargo, dado que nuestra autoestima debería estar basada en la propia opinión sobre nosotros mismos y no en la opinión que los demás tienen sobre nosotros, si nos mostramos sinceros con nosotros mismos debo entender que el hecho de sentirnos en ocasiones solos es algo habitual en un mundo en el que la sinceridad no es un valor en alza.
Contamos con numerosos ejemplos en nuestra sociedad, como nuestros propios dirigentes, los políticos, que conforman un colectivo que, al menos hoy en día, no inspira demasiada confianza en líneas generales. De este modo no puede haber sinceridad cuando el orador se acomoda manipulando la información a fin de complacer al mayor múmero de personas posibles. Este tipo de comportamiento nos es fácil reconocerlo, por ejemplo, en los políticos, pero en muchas ocasiones nos resulta difícil apreciarlo en nosotros mismos.
Otras veces no somos sinceros con nosotros mismos, en un falso intento de disfrazar la inseguridad y construir una falsa imagen de nosotros mismos para intentar vender al resto, pero que no se sostiene ante alguien sincero. Mentimos para gustar a otros, disfrazando lo que creemos que no gusta de nosotros mismos, en lugar de intentar mejorarlo para gustarnos más.
Ser sinceros implica una gran evolución personal y una elección valiente, cuya recompensa siempre es con uno mismo. No debemos esperar nunca que la recompensa venga de fuera y menos de aquellas personas con las que somos sinceros, pues en muchas ocasiones si las personas no estan preparadas para ser sinceras con ellas mismas, mucho menos lo estaran para que alguien lo sea con ellas.
Entonces: ¿cuándo debo ser sincero?¿Me voy a sentir solo si soy sincero?
La respuesta es más compleja de lo que parece. Sincero con uno mismo, siempre; y con el resto, cuando considere que el no serlo puede repercutir negativamente en otros o en mí mismo. Sincero cuando alguien me pide que lo sea y se muestra preparado para esa sinceridad.
Puedo elegir como opción personal ser sincero siempre, pero sin esperar que los demás me correspondan con la misma sinceridad que yo practico, pues de entenderlo así comenzaré a sentirme frustrado y a dejar de ser sincero por miedo a la opinión del resto más que a la mia propia
Cuando mi autoestima es algo basado en mi propia valoración, la sinceridad es siempre una buena elección. Soy sincero para aceptar mis propias limitaciones, valiente para mejorarlas y así mejorar mi autovalía.
No ser sincero esconde algo que no quiero ver y solo disfrazándolo disimulo aquello que no me agrada de mí mismo.
Puedo engañar al resto, como nos engañan a veces los políticos, pues es nuestra sociedad de la insinceridad está mejor visto el rico que el pobre, el que ocupa un puesto "importante" que el que no; pero al final, esconderme de mí mismo resulta más complicado que tener la habilidad de mostrar a otros aquella imagen propia que me fabrico para agradar.
La apuesta por la sinceridad es difícil y requiere un gran esfuerzo personal, valentía y constancia; pero es sin duda la opción más congruente con nosotros mismos y la más generosa hacia los demás.
Os animo a todos a practicar un valor que no está para nada de moda, la sinceridad.

miércoles, 9 de junio de 2010

Medicinas para el alma

Durante mis años de experiencia como enfermera, antes de licenciarme en psicologia, pude comprobar como muchas quejas de pacientes hospitalarios aquejados de distintos tipos de dolencias escondían tras ellas una fuerte necesidad de contacto humano, una mirada atenta, disponer de un tiempo para coger una mano, dedicar una sonrisa o simplemente escuchar a la persona, para así poder provocar el efecto calmante deseado por el paciente.
Solemos dar poca importancia a estas “medicinas para el alma”, ahora bien, establecer un contacto cercano y cálido hacia otra persona produce beneficios sorprendentes.
Existen estudios que demuestran que la ternura y el tacto disminuyen la ansiedad y el dolor. No en vano, el aislamiento social está relacionado con una mayor incidencia, por ejemplo, de problemas cardiovasculares, dolores musculares y depresiones.
Una realidad social es que existen muchas personas que se sienten solas, muchas otras que para paliar esa soledad se conectan a redes sociales, para interactuar con otros a los que no conocen de nada. Todo esto hace que escasee el contacto “real y cercano”. Nos encontramos en la “era de la comunicación” y nos faltan herramientas para establecer relaciones en las que se conecte íntimamente con los demás. De hecho, el principal motivo que hace que alguien acuda a la consulta del psicólogo suele ser la necesidad de aprender a comunicarse, ya sea con los amigos, los compañeros de trabajo o la pareja.
La falta crónica de cercanía emocional desemboca en relaciones donde se acepta todo con el fin de lograr algo de cariño. Otras veces la necesidad de afecto se compensa con falsos sustitutos como las compras compulsivas, el sexo, la comida o el juego entre otros. Sin embargo, lo que se desea también nos atemoriza, y creemos que si somos demasiado abiertos nos exponemos a ser heridos.
Es evidente que existen riesgos, pero bien es cierto que hay que correrlos si se pretende una ganancia final. Sólo cuando nos mostramos tal y cómo somos, sin máscaras ni defensas podemos conectar con los demás y enriquecernos unos a otros mediante las relaciones interpersonales. Deben existir fronteras y límites personales, pero éstos no deben ser rígidos, sino que se deben adaptar a las circunstancias en todo momento. Elegir bien el nivel de contacto con otras personas es una responsabilidad personal, y convertir esas relaciones en más superficiales o más profundas o íntimas puede resultar, casi siempre, una tarea difícil.
Cierto es que, para empezar a conectar efectivamente con los demás, lo primordial es conocernos bien a nosotros mismos, para poder hacerlo después con otras personas.