sábado, 21 de abril de 2012

Dos caras de una misma moneda

Los mecanismos de defensa son parte de nuestros procesos psicológicos naturales con los que todos nacemos. Sin embargo, en ocasiones algunos mecanismos de defensa pueden volverse en nuestra contra y generarnos un gran sufrimiento, como puede ser la ansiedad, que en bajas dosis ayuda a enfrentarnos a retos y si se dispara ante cualquier cosa puede producirnos crisis de ansiedad y mucho sufrimiento. 
Existe un mecanismo de defensa menos consciente y visible que la ansiedad y más difícil de identificar al que los psicólogos llamamos proyección y que consiste en reflejar en otras personas lo que no queremos ver de nosotros mismos. Después de proyectar en el otro lo que no acepto de mí mismo estoy juzgándole y criticándole sin ser consciente que con cada crítica voy destruyendo una parte de mi propia energía y disminuyendo mi autoestima. En ocasiones el otro ya posee lo mismo que yo no acepto en mí, de ese modo me miro en él como si de un espejo se tratase, reflejando lo que no quiero de mí mismo y aprovechando para descargarlo en el otro.
Todas las personas tenemos dos opuestos, una parte buena y una mala. Dicha polaridad nos permite discernir las realidades de nuestra vida cotidiana; algo es grande en relación a algo pequeño y algo es bueno en relación a algo malo. Todas las personas tenemos ambas energías : positivas y negativas, yin y yang, y nos identificamos sólo con aquellas partes que deseamos; sin embargo, otras partes que escondemos siguen siendo nuestras y van a parar a un lugar de fuera de nuestra conciencia al que Freud llamó el inconsciente o Jung la sombra. Ese lugar se refiere a una parte de nosotros mismos que no estamos dispuestos a aceptar como propia y que proyectamos en personas cercanas o acontecimientos externos que nos suceden. De este modo todas las personas que aparecen en nuestra vida y todas las cosas que nos suceden pertenecen a una parte de nosotros mismos y de nuestra energía; de no ser así, no nos sucederían. Lo que proyectamos suele ser aquello que consideramos malo, feo, inútil o desagradable. Si lo proyectamos fuera, el otro es malo y nos tranquiliza saber que nosotros somos buenos. Luchamos contra otros cuando en realidad la lucha es contra una parte de nosotros mismos a la que queremos desterrar en lugar de integrarla en nuestra propia esencia. Sentimos rechazo y temor hacia esas partes desconocidas y oscuras de nosotros mismos, depositándolas en otros y culpando al mundo y a los demás de nuestras propias desdichas.
También podemos proyectar lo bueno de nosotros, desprendiendo en otros lo bueno que no puedo ver en mí mismo. Así, nos sentimos inferiores, porque no tenemos nada bueno, nos devaluamos y nos sentimos miserables, pudiendo dar lugar a admiraciones erróneas e idealizar a personas que a la mínima acaban cayendo del pedestal o a envidias contenidas por no poseer lo que creo que tiene el otro y yo no tengo.
La proyección está presente en cada una de las células de nuestro organismo; nuestra fuente de energía, que es la comida, actúa dejándonos lo nutritivo y expulsando lo que ya no sirve. A medida que vamos creciendo nos van educando y nos van señalando qué es lo bueno y qué es lo malo, de acuerdo a las normas familiares, culturales, religiosas, escolares, sociales, grupales, legales y un sin fin de normas que condicionan nuestra visión del mundo y nuestra "realidad". El mundo que vemos la mayoría de nosotros no es el real sino el creado por nuestras mentes y nuestros condicionamientos ante tantas normas aprendidas.
Es muy difícil darnos cuenta cuándo estamos proyectando, pero si nuestra vida nos resulta insatisfactoria, nos cuesta mantener relaciones satisfactorias con otros, nuestra autoestima es baja o sentimos que los demás "no me tratan como merezco", puede que llevemos tiempo proyectando las partes que no queremos integrar y es quizá un buen momento para pedir ayuda para descifrar los miedos e integrar todas las partes en una nueva comprensión del yo mismo, con la meta firme de integrar y entender mi ser esencial con sus luces y sombras, simplemente para quererme y encontrar la paz con todo lo que soy, dos caras de la misma moneda.

viernes, 13 de abril de 2012

Desmontando tópicos de la esquizofrenia.

La esquizofrenia es una enfermedad multicausal y multifactorial que consiste en un trastorno fundamental de la personalidad, una distorsión del pensamiento. Aquellos que la padecen tienen, frecuentemente, el sentimiento de estar controlados por fuerzas extrañas y poseen ideas delirantes que pueden ser extravagantes, con alteración de la percepción, afecto anormal y aislamiento social. La edad promedio de debut en la enfermedad para los hombres es entre los 15 y los 25 años, mientras que en las mujeres lo es entre los 25 y los 35 años. No obstante puede aparecer antes o después, aunque es poco frecuente que surja antes de los 10 años o después de los 50.La persona con esquizofrenia puede tener percepciones de la realidad muy diferentes a las que comparten las personas que les rodean; puede sentirse asustada, ansiosa y confundida, debido a que vive en un mundo distorsionado por alucinaciones y delirios.Las alucinaciones son percepciones que no se basan en la realidad y pueden ocurrir a través de cualquiera de los sentidos, audición, vista, tacto, gusto u olfato. Sin embargo, el escuchar voces que otras personas no escuchan (alucinaciones auditivas) es el tipo más común en la esquizofrenia. Las voces, a veces, advierten al paciente de peligros inminentes e incluso le dan órdenes.Los delirios son creencias falsas que no responden a la razón ni a la evidencia y que no son compartidas por las personas que rodean al enfermo. Por ejemplo, los pacientes que sufren esquizofrenia de tipo paranoide generalmente tienen delirios de persecución, por lo que creen ser engañados, acosados, envenenados o víctimas de una conspiración en su contra. Estos pacientes pueden creer que ellos mismos, un miembro de su familia o alguien muy cercano es víctima de una persecución por parte de otra persona u organización. Otro tipo de delirio que se puede dar en la esquizofrenia es el de grandeza, donde el enfermo cree ser una persona famosa o importante. Algunas veces los delirios experimentados por las personas con esquizofrenia son insólitos, por ejemplo, el caso del enfermo que cree que un vecino controla su comportamiento con ondas magnéticas o que las personas que aparecen en televisión le están enviando mensajes. Sin embargo, tras el delirio sí existe una base real, pues en otras épocas donde las tecnologías de la información y la comunicación no estaban tan desarrolladas no se deliraba con ondas radiales o microchips. Todos estos síntomas reciben el nombre de síntomas positivos.Las personas que sufren de esquizofrenia generalmente padecen una limitación en su capacidad de expresión afectiva. Esto hace que el paciente hable con voz monótona o mantenga una expresión facial apática, hecho que le aísla, todavía más si cabe, socialmente. Cuando el enfermo es forzado a interactuar con los demás aparenta no tener nada que decir o se mantiene distante. En casos graves el enfermo puede pasarse días enteros sin hacer nada e inclusive ignorar la higiene personal más básica. Estos problemas de expresión emocional y de motivación son los denominados síntomas negativos de la enfermedad.Frente a la habitual creencia que se tiene de ellos de ser personas violentas o imprevisibles (realmente suelen ser extremadamente sensibles y con capacidades asombrosas), los pacientes que sufren de esquizofrenia suelen ser personas tímidas que reciben la violencia de no ser entendidas por la sociedad.Desde mi experiencia de más de diez años conviviendo a diario con estas personas considero que la esquizofrenia debería ser solo una etiqueta para designar una enfermedad. Esta etiqueta únicamente debería utilizarse para clasificar una serie de síntomas y como lenguaje entre profesionales de la salud, pero no para estigmatizar más a la persona, potenciando la incomprensión social respecto al paciente.En realidad, el mundo de las personas con esquizofrenia es muy complicado y dificultoso. Cuando salen del infierno de los síntomas positivos, en los que el mundo conspira contra ellos, les persiguen o les controlan fuerzas extrañas, sobrevienen los síntomas negativos, sumiéndoles en una profunda tristeza, apatía, desmotivación y aislamiento. Es aquí donde es fundamental la ayuda del terapeuta para tratar, mediante herramientas como las terapias grupales, de rescatar cualquier atisbo de la persona que el paciente era antes de enfermar.Quiero animar a toda la gente que desconoce el colectivo de personas con esquizofrenia a entrar en contacto con este mundo tan particular. No debemos perder de vista que el mundo que el resto vivimos también esta cargado de tramas, persecuciones y comportamientos extraños. No olvidemos, además, que la línea entre la cordura y la locura es muy fina y uno de los principales desencadenantes de la enfermedad son los factores estresantes, tan abundantes hoy día debido al tipo de sociedad que nos ha tocado vivir.

lunes, 2 de abril de 2012

Superar un rechazo amoroso

Mi mejor amiga está actualmente intentando superar una decepción amorosa y el no ser correscpondida . Por suerte acude a un psicólogo que la ayuda; este mes le dedico mi artículo esperando que a ella y a personas que se encuentran en la misma situación os ayude en algo.
La principal dificultad a la hora de superar un rechazo amoroso, es la aceptación de la situación y el darnos cuenta que las cosas que pensamos e imaginamos sobre la persona amada no son en absoluto parecidas a lo que nosotros ideamos en nuestra mente. La dificultad de aceptar la realidad tal y cómo es viene de ese empeño nuestro en interpretar las cosas de un modo distinto a como en realidad son. ¿Por qué algunas cosas las aceptamos tal cual y otras cuesta a veces tanto aceptarlas?
Una de las claves es que personalizamos en nosotros esta falta de correspondencia o rechazo. Esto quiere decir que, incluso de forma inconsciente, creemos que si alguien nos rechaza o no nos corresponde es que existe algo malo en nosotros/as, que tenemos algún fallo, o incluso que si cambiamos cosas de nosotros/as, lograremos que nos quieran. De alguna manera lo atribuimos a un problema nuestro en lugar de algo que atañe exclusivamente a las preferencias de la otra persona. Esto hace que disminuya nuestra autoestima y seguridad y que nos impliquemos más en conseguir ser correspondidos. Si además la persona amada elige a otra persona nos comparamos con ella y nos sentimos más gordas, más feas, menos inteligentes y menos interesantes que "la otra".
Este aumento de implicación en conseguir que te correspondan crece en función del tiempo invertido en esa persona. A veces pensamos que si hemos invertido mucho tiempo vamos a tener la recompensa deseada. Esto raramente es verdad, generalmente tiene el efecto contrario. Todo lo que persigues intenta huir, siempre. Además, el tiempo que inviertes en alguien es una decisión tuya, no de la otra persona. Tienes que aceptar la responsabilidad de tus decisiones aunque estas no tengan el resultado esperado.
No existen recetas mágicas para superearlo y en muchas ocasiones algo tan sencillo en apariencia causa en las personas un sufrimiento emocional que hace necesaria la asistencia de un profesional, como un psicólogo, para ayudar en dicha aceptación y desviar la personalización inadecuada que llevamos a cabo en dicho proceso. Sin embargo, quiero dar algunas claves que pueden ayudar a superar una situación de desengaño amoroso.
Acéptalo: Las cosas son como son, y no como nos gustaría que fueran. Desear algo no implica que las cosas vayan a salir como esperas. Por mucho que desees que las cosas sean de otra manera, la realidad no va a cambiar.
Tú no tienes nada malo. Que alguien no te corresponda no implica que exista nada malo en ti. A ti tampoco te gusta todo el mundo, por tanto a todo el mundo no le puedes gustar tú. Es una cuestión de preferencias, lo que a una persona le puede no gustar a otra le puede encantar.
No es responsabilidad tuya, tú no tienes que cambiar nada de ti. Un rechazo no es responsabilidad de la persona rechazada, es responsabilidad de quien toma la decisión de rechazar o no corresponder. Esto puede ser por sus preferencias personales, por su historia personal, por el momento que atraviesa, porque tenga algún problema psicológico o incluso porque no comparta tu orientación sexual. La responsabilidad siempre es de quien toma la decisión, no de quien la acepta.
Cierra la puerta al pasado, eso te permitirá abrir la puerta al futuro. Mientras tengas expectativas de que en el futuro esa persona te pueda corresponder no avanzarás, no conocerás a otra gente y no te darás la oportunidad de enamorarte de alguien que realmente te corresponda. El futuro no existe, solo existe el presente, lo que puedes vivir ahora, y ahora no te corresponde, así que "a otra cosa mariposa".
Pon distancia física y emocional si lo necesitas. Si necesitas distanciarte durante un tiempo para olvidar y apaciguar tus emociones, házlo. No importa que seáis amigos, no es necesario pasar todo el tiempo con los amigos y no esperes que actue como un amigo.
Sal con otros amigos/as, diviértete, permítete disfrutar y conocer otra gente. Pasados unos meses te darás cuenta que casi no recuerdas a esa persona, y que empiezas a verla de otra forma muy distinta y más ajustada a la realidad. Ya no será tan importante para ti como lo era antes.Ya no valarorás las virtudes de esa persona que valorabas antes.
Mantente distraido/a. Apúntate a yoga, al curso que te apetecía, vete al gimnasio,crea nuevos proyectos de futuro, mantén tu mente ocupada en todas las cosas con las que disfrutas.
Nunca te compares con " la otra" si es que la persona que te rechazó ya la tiene, no es en absoluto mejor que tu y, simplemente, "sobre gustos no hay nada escrito".
Recuerda: TU MERECES A ALQUIEN QUE TE QUIERA COMO TÚ ERES CAPAZ DE QUERER. No te conformes con menos. No pierdas el tiempo con alguien que no te puede ofrecer lo que tu das y no valore lo que tu eres.