jueves, 20 de julio de 2017

ENVIDIA LABORAL:EL BRILLO QUE MOLESTA A QUIENES VIVEN EN LA OSCURIDAD

La envidia a un reconocimiento es la principal causa de acoso laboral. "Los profesionales más dedicados y productivos son los que suelen sufrir más este acoso" (Iñaki Piñuel).
Deberíamos aproximarnos al tema teniendo claro que las raíces del acoso moral están en la envidia.

Personalmente, a pesar de ser psicóloga me cuesta entender  los fundamentos en los que se basa la envidia, y en especial la envidia profesional.

Las personas acosadas suelen ser personas brillantes en su profesión y en su vida personal, luchadoras y trabajadoras, empáticas y sinceras, y por ello suscitan la envidia de sus compañeros y, en ocasiones, incluso la de sus superiores.
El sujeto acosado es percibido como una amenaza por los envidiosos. Resulta para ellos frustrante el tener que medirse con alguien que les supera profesional y personalmente de manera abrumadora.
Por otra parte, para sus superiores, tampoco el del acosado suele ser un perfil cómodo, ya que se teme que el aprendiz supere al maestro y le desplace de la estructura de poder en la que éste se encuentra instalado.

Si tenemos más o menos claro este punto de partida, lo que viene después es la consecuencia lógica del comportamiento humano ante la percepción del peligro… ¡defenderse atacando!.
Como decía Thomas Hobbes, “El hombre es un lobo para el hombre”
 
Los envidiosos necesitan ser siempre los protagonistas de la película, su inseguridad hace que necesiten ese reconocimiento, y si personalmente no conseguimos prevalecer por la vía del mérito profesional tendremos que recurrir a otras estrategias para eliminar de nuestro entorno a quien nos pueda eclipsar. 

Cuando el inseguro/amenazado no sepa cómo canalizar el malestar y la zozobra que le provoca la superioridad del compañero o subordinado empezará a surgir en su  interior la rabia, el resentimiento y a partir de ese momento, el acosador valora, planifica, y premedita qué estrategia emplear para neutralizar el peligro que personifica para él el acosado. Por supuesto esas planificaciones perversas pillan al acosado fuera de juego y le causan un impacto emocional enorme-
El acoso tiene una naturaleza finalista: hacer desaparecer al acosado, anularle, provocar su desgaste y su sufrimiento moral hasta llevarle a la extenuación y desencadenar que, tras este padecimiento y por “voluntad propia”, abandone la Organización.
El acosador busca deliberadamente causar daño psicológico y moral y dañar la autoestima de su víctima mostrando desprecio hacia ella y atacando a su honor e imagen, buscando aliados y poniéndolos en su contra, tergiversando la realidad o buscando cualquier fallo en el acosado para hacerle sentir mal.

Las técnicas para lograr tal fin son múltiples, pero en todas ellas se encuentran en estos tres elementos:
§  La intencionalidad de desgastar a la víctima
§  La persistencia continuada en el tiempo de las conductas 
§  La finalidad última de hacer desaparecer al acosado del entorno laboral.

En el acoso lo más complicado es que nos movemos en el mundo de la mayor sutileza. Hablamos de conductas aparentemente inocentes, pero que van golpeando como una gota que permanentemente va erosionando una roca de forma lenta pero constante a veces con mayor intensidad, a veces con menor. Algunos ejemplos de dichas conductas sutiles podrían ser:
Que alguien olvide proporcionarte informaciones de contenido importante y necesario para el desempeño de tus funciones
§  Que los temas de tu ámbito de responsabilidad  pasen sistemáticamente al final de la lista de cosas a tratar,
§  Que alguien te salte y asuma por ti las tareas que tienes asignadas,
§  Que te encomienden mayoritariamente tareas absurdas o sin sentido,
§  Que te veas obligado, ante la falta de medios, a hacer tareas que por tu clasificación profesional en el organigrama no te correspondería desarrollar,
§  Que dejen de convocarte a las reuniones… o ¡peor aún!, que te convoquen con cinco minutos de antelación a las misma porque “olvidaron avisarte antes”.
§  Que nunca se te reconozca un logro y se magnifiquen sistemáticamente tus errores.
§  Que siempre se sostenga la postura contraria a la que tu defiendes sin ni siquiera permitirte expresar con libertad tus puntos de vista … etc.
§  Que se manipule cualquier información para culpabilizarte de errores generales.
 

Pero además, podrán presentarse también otras técnicas colaterales erosionadoras tremendamente eficaces cuando se ponen al servicio de estos fines:  
§  Así, si tenemos presente que el objetivo es el desgaste emocional de la víctima,  es innegable que no hay nada mejor que recurrir a la crítica difamatoria  y al descrédito por la espalda, así como a crear camarillas para hacer frente común contra el acosado, ¡la unión hace la fuerza!, ¿no?                                                                           
§  El aislamiento del acosado es igualmente uno de los objetivos fundamentales que todo acosador persigue para lograr el desmoronamiento emocional  de su víctima.                  
§  Muchas veces también la provocación es parte fundamental de la estrategia. Si ésta rebasa ya los límites de tolerancia del acosado y éste se revelase el acosador sabrá darle la vuelta a esta situación para presentarse él mismo como víctima y desequilibrar aún más si cabe a quien está padeciendo esta estrategia de tortura. No olvidemos tampoco que el fenómeno del acoso aparte de alimentarse de la inseguridad tiene un gran componente de cobardía. Por esa cobardía es por lo que el acosador suele buscar aliados pues en el fondo no es capaz de enfrentarse solo a la víctima pues su brillo le da miedo.

Los Efectos del acoso laboral

“Dad la palabra al dolor: el dolor que no habla, gime en el corazón hasta que lo rompe”(William Shakespeare)
Llegará un momento en el que la víctima ya no sabrá cómo acertar, no sabrá si expresar o no sus opiniones, si intentar mantener una cordialidad pese a todo, o si sacar los dientes para que los ataques silenciosos y sibilinos cesen.
Las risas a su espalda se suceden, la ironía en el trato y la falsa amabilidad forzada resultan ya insultantes… la víctima no consigue entender qué es lo que ha hecho mal para generar a su alrededor esta hostilidad que debe ser transparente para todo el mundo, ya que nadie hace nada por que cese.
Lo más terrible de todo es que al final llega un momento del bucle en el cual el acosado se convierte en su propio verdugo por la vía de atribuirse a si mismo, a su carácter, a su conducta, el ser el causante de todo este orquestado mecanismo en su contra y destrozándose de este modo aún más su ya maltrecha autoestima. 
Las conclusiones:
 “No vayas contra lo que es justo para conseguir el elogio de los demás.”(Lao Tse) 
Si alguna vez escuchas a una víctima de acoso moral relatar su experiencia, no podrás olvidar su angustia, su modo de expresar su sufrimiento y su pánico al relatar lo que para esta persona es el desempeño diario de su trabajo,  recuerda mucho a los testimonios de mujeres maltratadas que algunas veces escuchamos en los medios de comunicación.
El acoso moral es una lacra, por desgracia hoy presente en la cotidianeidad de muchos entornos laborales y cuyo germen también se extiende preocupantemente por los centros escolares. Es una verdad silenciosa, a la vez que también es una fuente injusta e injustificable de sufrimiento para muchos trabajadores, cuyo único pecado consiste en ser excepcionales, y cuyo dolor irradia colateralmente a sus entornos familiares.
Todos debemos contribuir a su erradicación e implicarnos en ello activamente, evitando llamar acoso moral a lo que no lo es y abandonando la comodidad de las medias tintas cuando estemos realmente ante un caso que lo sea.  No miremos hacia otro lado y orientémonos hacia la gestión preventiva de este problema, para ello, procuremos estar alerta ante la aparición de sus señales en el entorno escolar de nuestros hijos, ya que educándoles a ellos en valores estaremos actuando también sobre el ADN emocional de los trabajadores del mañana. No perdamos de vista que tanta ayuda psicológica necesita el acosador como el acosado y que ambos son dignos de lastima por su sufrimiento. El acosador lleva en su interior una envidia que no le deja avanzar ni brillar nunca con luz propia y el acosado va minando su autoestima y la luz de su brillo se va apagando como la de una luciérnaga que se esconde.

 “Los éxitos grandes los recibiré poco a poco para que la envidia de los que me conocen no me lastime”.
La Biblia

 

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