miércoles, 14 de febrero de 2018

UNO MAS UNO SUMAN MÁS DE DOS

Las parejas, cuando se conocen, en muchas ocasiones se enamoran desde sus carencias y ven en el otro todo aquello que admiran y de lo que creen carecer en sí mismos. Pasa el tiempo y con nuestra evolución personal, aquello que un día vimos admirable ya empieza a cansarnos e incluso, en ocasiones, a molestarnos y empiezan los problemas en la pareja, que normalmente atribuimos a que la otra persona ha cambiado, cuando en realidad somos nosotros los que, al evolucionar, la vemos de un modo distinto.
Muchas parejas simplemente repiten el comportamiento que sus padres u otros miembros de la familia tuvieron en su propia relación. Entonces, el terapeuta de pareja puede ayudar a identificar estos patrones de comportamiento -en el miembro, o en ambos, para desarrollar una respuesta más sana-.
Uno de los grandes inconvenientes de la terapia de pareja es que se suele acudir cuando se lleva mucho tiempo en situación de malestar y no cuando uno de ambos se da cuenta de que las cosas ya no son como antes o como se esperaba que fuesen en un principio. En muchos casos la única solución es la separación y la tarea del terapeuta facilitar que ésta sea lo más sana posible y ayudar a transitar el dolor de la manera más adaptativa que se pueda.
En las dificultades que aparecen en las relaciones como en la elección de la pareja influyen muchísimas causas y factores y uno de ellos es la personalidad de cada uno de los miembros de la pareja por lo que el trabajo terapéutico tiene que ser también un espacio terapéutico de trabajo individual, donde la autoestima y el ego personal se conozcan y se trabajen individualmente y se adquiera un profundo conocimiento de uno mismo antes de tratar de entender al otro.
También influirá de forma determinante la relación que tuvimos con nuestros padres; si tuviste muy buena relación con tu madre buscarás una mujer que se parezca a tu madre, o si la echas de menos a alguien que la sustituya y te cuide como una madre.
Si tu padre era un ídolo para ti tu pareja tendrá sus mismas características, o pondrás como condición que eso que tu padre hacía y no soportabas, tu pareja también lo odie profundamente.
Las proyecciones que hacemos de estas dos relaciones en la relación de pareja son enormes; es importante ser consciente de ello para no encadenar a nuestra pareja a una realidad que no es ciertamente la suya, sino nuestra mirada inconsciente.
Otro aspecto fundamental que influye es el propio recuerdo de la relación de pareja que tus padres tuvieron entre ellos.
Los recuerdos de infancia sobre cómo se trataban o si en su relación hubo infidelidades son aspectos que influirán en la tuya. Puede que escojas repetir el patrón del que fue infiel, puede que escojas el de la víctima. Si se divorciaron cuando eras muy pequeño sin volver a construir nuevas parejas, puede que para ti sea muy complicado mantener una relación de larga duración.
Si la relación de pareja de tus padres no  era buena, si no se querían, no se deseaban, o estaban juntos solo por inercia o por miedo a separarse, posiblemente ocupaste un triángulo en su relación.
En los triángulos con los padres los hijos crecen en un mal lugar, establecen lealtades profundas con uno de ellos y se vuelven incapaces de valorar al otro género o de respetarlo.
Respóndete sinceramente a estas preguntas: ¿Eres la hija preferida de papá, o el niño mimado de mamá?, ¿Eres la competidora de mamá? El psicólogo te ayudará a responder y entender tus respuestas, pero trata de acudir a uno que trabaje desde una perspectiva sistémica donde se tenga en cuenta a los sistemas familiares y las características y las relaciones entre ellos.
Además piensa que si acudes a terapia de pareja debes estar dispuesto a trabajar en un conocimiento profundo de ti mismo y de tu propia familia y que ese trabajo no se limita solo a las sesiones que se realizan en consulta sino a un trabajo en casa, siendo las tareas  acordadas una parte importante de la terapia ya que permite que los aprendizajes se consoliden y se generalicen. Además, hay que pensar que las tareas para casa, casi siempre, están pensadas para ambos y suelen ser divertidas e interesantes.
Solo puedo deciros que no escogemos a la pareja por casualidad, sino más bien por causalidad y que es una de las personas de las que más aprenderemos de nosotros mismos si estamos dispuestos a ser humildes y reconocer nuestras carencias y las dificultades que repetimos a partir de lo que nuestro sistema familiar no supo hacer mejor, sin juzgar al otro y sin juzgarnos a nosotros mismos, aceptando que cada uno hace lo mejor que puede en cada momento al igual que nuestros padres lo hicieron del mismo modo. El simple hecho de entenderlo, mirarlo y aceptarlo nos da las posibles soluciones y nos libera de cargas innecesarias del pasado y presente, ofreciéndonos un futuro más esperanzador.
 

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